Colocar correctamente las sondas magnéticas
Los rallys de regularidad se caracterizan por qué los participantes deben realizar un recorrido determinado en un tiempo lo más cercano posible al establecido por los organizadores. Cuanto menor es la diferencia, mejor puntuación se le otorga al competidor, y el que obtiene mejor puntuación al completar las etapas es declarado ganador de la carrera. Por ello es necesaria mucha pericia y buenos aparatos de precisión que funcionen correctamente.
Uno de los elementos importantes son las sondas, sean magnéticas o inductivas, pero en cualquier caso su correcta colocación dependerá del buen funcionamiento y la precisión del dispositivo. Vamos a hablar en este artículo sobre las sondas magnéticas.
En numerosas ocasiones recibimos consultas de porque una sonda instalada que estaba funcionado, de repente, ha dejado de funcionar. Una vez hechas las investigaciones y preguntas necesarias, vemos que en un 99% de las ocasiones tanto la sonda magnética como nuestro Blunik II funcionan perfectamente. Entonces, ¿qué ha fallado? Para entender un poco más el problema explicaremos brevemente como trabaja una sonda magnética.
Uno de los elementos que compone una sonda es el disponer de un sensor que detecte en la dirección paralela al campo magnético a una determinada distancia. Sus características omnipolares permiten la activación del sensor por un polo norte o sur y permite medir la inducción magnética en regiones donde hay presencia de campo magnético. Por ello, cuando proporcionamos una sonda, lo hacemos con un elemento que posee un campo magnético: un imán.
El imán es de neodimio NdFeB en forma de disco pequeño y posee 3360 Gauss con una fuerza de sujeción de 0,5 Kg. No obstante, dependiendo de ciertos factores, el imán puede perder sus propiedades magnéticas y, por tanto, ni permitiría la activación del sensor ni el funcionamiento correcto del dispositivo Blunik II. Es por ello que la colocación de este imán es la clave para que todo funcione correctamente.
La mayor parte de los imanes de neodimio del tipo N pierde una parte de su magnetización a partir de los 80ºC de manera permanente. Por el contrario, un enfriamiento intenso (p. ej. nitrógeno líquido) no causa daño alguno a los imanes de neodimio.
Si un imán supera su «temperatura de uso máxima», este perderá parte de su magnetización. Así pues, se adhiere con menor fuerza, p. ej., a una placa de hierro, incluso después de que se haya vuelto a enfriar. A partir de una temperatura determinada, denominada «temperatura de Curie», no quedará remanencia magnética alguna.
Un disco de freno puede alcanzar entre los 300°C a 500°C en su proceso de frenado, por lo que un imán adherido al disco perdería rápidamente su magnetización. Así pues, no parece una buena idea colocar los imanes en los frenos de disco o en cualquier otro lugar que alcance temperaturas elevadas, sino realizar un soporte donde tener el imán ventilado en todo momento lejos de altas temperaturas para garantizar sus propiedades magnéticas permitiendo al dispositivo Blunik II leer correctamente la activación del sensor de las sondas magnéticas.